2008-09-22

MIGUEL CASTRO: Comentarios de un lector

Hola, Pepe, revisando las notas que tomé tras la lectura de la novela, me he dado cuenta de que todo está relacionado con este pasaje: "Esta novela no tiene ni pies ni cabeza, te dices, y es cierto, tienes razón como siempre porque el sentido común es de todos y a todos nos indica sencillamente un norte, una vía, una forma de discernimiento medio clara."

No pienso que le falten pies ni cabeza a esta novela, al contrario, tiene de todo, pero no ordenado a la manera en que el lector medio actual de nivel cultural medio está acostumbrado; como lector interesado en los personajes y temas que planteas (metaliteratura, política, sexo, crítica social y económica…), me parece un material riquísimo, muy bien escrito, elaborado con un talento natural pero también se aprecia el esfuerzo; sin embargo, en la disposición y organización de esos materiales, no tiene muy en cuenta a la mayoría del público lector, como si no hubiera un interés especial en alcanzar más fuerza y dotar al texto de mayor impacto para transmitir los ideales defendidos.

Al elegir la forma indirecta de presentación, a través de un personaje que intenta elaborar una novela, personaje que además no sabe cómo hacerlo, y que muestra a las claras sus limitaciones y a veces hasta incapacidad para materializar un conjunto organizado de mensajes, en mi opinión, aunque exista e incluso aportes una justificación, se va perdiendo fuerza, y con ello potencialidad de cambiar mentalidades, de alterar estados de opinión, de sobresaltar de verdad al lector. Por lo que yo entiendo, este siempre se sentirá a salvo de quienes no han sabido convencerlo sobre el fondo de las cuestiones, porque se escudará fácilmente en defectos de forma para quitarle razón y poder de persuasión. Claro que, puesto que tu intención es novelar como lo haría cualquiera, mostrando el río de la realidad en su continuo fluir, quizá no te hayas planteado tal intención de zaherir conciencias y cambiar en el acto formas de pensar, pero me extrañaría mucho con la fuerza de ese material.

Un ejemplo concreto para explicarme, no pretendas rebatirme tan pronto: en lo que respecta a la "venganza" política contra esas instituciones que ganaron la guerra del 36, pues no de otra forma se compensa por la humillación y el sufrimiento infligidos, una persona como yo se sentiría a disgusto, porque lo deseable sería consolidar la reconciliación y no despertar viejos fantasmas, por muy vivos que estén en el recuerdo de muchos miles de personas. Para alguien como yo, aun cuando sean muy duras y sangrantes las injusticias cometidas contra cientos de miles o millones de personas inocentes, que lo fueron, y poco a poco en España las vamos conociendo todos gracias a la literatura y al cine, no es menos cierto que debemos por el bien común contextualizarlas en un momento y en un país traumatizado por una guerra cruenta, y ya sabemos de lo que es capaz el ser humano en una lucha encarnizada, no paramos de verlo en otros países y épocas. Pues bien, para una persona como yo, ese intento de resucitar un cierto espíritu revanchista, no provoca apenas preocupación o inquietud, al quedar casi neutralizado en la novela precisamente por la poca entidad que suscita el personaje y la solidez organizativa de su creación.

¿Oportunidad desaprovechada? ¿Debemos darle tiempo al tiempo? Esta obra, ¿lograría modificar ese estado de opinión generalizado que de alguna forma represento en este presente? Pues quizá no por sí sola, pero junto a algunas otras, seguro que sí. Esta novela podría ser el paso adelante que parece estar gestándose ya en la sociedad española actual; con la buena acogida de algunos, y de escritores que continuaran ese camino, nadie es capaz de vaticinar el alcance y las consecuencias de los cambios que pudiera deparar. Lo cierto es que, como todo en esta vida, tales cambios conllevarían ventajas que todos disfrutaríamos, pero también inconvenientes que entre todos acabaríamos venciendo. De manera que, en definitiva, enhorabuena por la valentía de transitar la literatura para dirigirte a un objetivo vital plenamente sentido.

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